lunes, 8 de marzo de 2010

Borealis

¿Por qué cada vez que llego a Canadá siempre me pasa los mismo?.

Justo antes de tocar tierra definitivamente, siempre me encuentro una monumental aurora boreal, que parece que me da la bienvenida cuando se mueve tan lentamente, ondeando, como si me estuviera diciendo "hola, bienvenida de nuevo".

Canadá es ridículamente especial. Es muy fácil encontrar trabajo aquí, es muy fácil contar los países del mundo aquí debido a la variedad de culturas, es muy fácil darse cuenta de lo frágil que es el planeta cuando te adentras en los bosques de pinos gigantes, y de lo brutal que puede llegar a ser con nosotros cuando tocamos los -40ºC. Pero es tan fácil encontrar cosas positivas como cosas negativas; hay de todo, como en todas partes, pero no sé por qué, aquí se ve todo de una manera un tanto más clara. Será porque la cultura norteamericana siempre se ha basado en la ley del perdedor y del ganador. Si eres un don nadie que está empezando a construir su camino, siempre serás ninguneado hasta que te hagas respetar con algún logro importante.

Mucha gente piensa que ésto es una especie de mundo aparte, y lo cierto es que no. La única diferencia que existe con Europa, es que aquí la realidad de las cosas es mucho más cruda. Europa está unificada, y aquí, están siempre riéndose de sus vecinos y de ellos mismos, pero después, al llegar a casa, lo primero que hacen es mirarse al espejo y darse cuenta de lo increíblemente monótona que es su vida. Trabajar... dormir... trabajar... dormir... Un día tras otro, siempre lo mismo.

Será por eso por lo que cada vez que les digo que soy española me miran con cara de ilusión, como para que les cuente un cuento que los saque de la rutina...

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